Deadpool & Wolverine, un festín de violencia cargado de humor
Si la primera aventura fílmica de Deadpool a cargo de Tim Miller –Terminator: Destino oculto (2019)-, funcionó como un gran chiste tipo flashback por el cual iban de ida y vuelta rompiendo la ficción, y luego la segunda dirigida por David Leitch –Atómica (2017)- logró iguales resultados ampliando y burlándose de la propia la broma, ahora con Shawn Levy –Free Guy: Tomando el control (2021)- al frente del proyecto apuestan por diversificarla, ¿Y que creen? Pues vuelve funcionar.
Y es que a pesar de que el punto de partida es sumamente simple -por no decir básico-, con el fastidioso y parlanchín mercenario tratando de alcanzar algo de redención en un intento desesperado por salvar su línea de tiempo -si, otra vez está involucrada la AVT-, este resulta ideal para unirle con la variante de uno los máximos representantes de aquellas películas precursoras del boom que protagonizara por más de diez años el Universo Marvel -dígase X Men (2000) de Brian Singer, Spiderman (2002) de Sam Raimi, Blade (1998) de Stephen Norrington-, y de esta forma sustentar la carga de nostalgia que acompaña a una aventura cuyo grado extremo de autoparodia, por muy irónico que parezca, sirve para otorgarle un digno cierre a aquellas franquicias.
Esto último es lo que además le da sentido a las consabidas referencias al cine de superhéroes que tanto adoran los fans, y que aquí se desgranan sin escatimar en los cameos de queridas personalidades -incluyendo alguno ya fallecido-, replicando entre el violento espectáculo salpicado de humor soez, imágenes traídas directamente del mundo de las viñetas, con perspectivas rebuscadas de los personajes irrumpiendo en cámara lenta o haciendo recorridos cercenando enemigos en batallas multitudinarias, como la de los créditos iniciales que los presenta haciendo equipo de la forma más insólita y mala leche, contrastando la sangre sobre escenarios nevados muy al estilo de las portadas del cómic tipo antología titulado Deadpool blanco, negro y sangre.
Es evidente que los diferentes planteamientos dentro de la trama son de una gratuidad descarada, empezando con las razones que lleva al protagonista a salir del ambiente idílico que se ha construido, o el por que se desarrolla el artefacto con el cual amenazan su realidad, y lo mismo sucede con algunas de las salidas que encuentran para las situaciones más complicadas. Sin embargo lo primero lo solventan con un ritmo intenso y sin detenerse en dar demasiadas explicaciones, entendiendo a la perfección los tiempos de los gags entre estilizadas secuencias de acción a veces muy elaboradas, como la que se da dentro de un auto; y lo segundo lo establecen como uno de los detonadores de los mismos y regla del concepto, de modo que rápidamente dejan de ser un inconveniente.
Dado su origen que se liga con un personaje clásico y muy apreciado, se hubiera agradecido un poco más de desarrollo en la supervillana interpretada por Emma Corrin –Asesinato en el fin del mundo (2023), para que no se quedara solo como la resentida amoral que abusa de su poder y así tuvieran más sentido sus cambios de actitud, pero bueno, al menos la forma en que ejecuta su habilidad mutante es realmente perturbadora y la lucen lo suficiente.
Se puede decir que Deadpool & Wolverine con todo y las ya mencionadas deficiencias no decepciona, se mantiene congruente con la propuesta inicial de la saga, y sabe sacar provecho de la tramposa euforia por los multiversos convirtiéndose en uno de los más divertidos y funcionales cruces de franquicias de superhéroes después de la primera película de The Avengers (2012), y muy a la par de la reciente Spiderman: sin camino a casa (2021).
source https://www.razon.com.mx/entretenimiento/deadpool-wolverine-chiste-sigue-dando-risa-585714
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