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Justificación constitucional (2/2)

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En México, dado que el artículo 25 de la Constitución señala que el Estado planeará, conducirá, coordinará y orientará la actividad económica nacional (lo cual se consigue planeando, conduciendo, coordinando y orientando las actividades económicas de los particulares, violando el derecho a la libertad individual para producir y consumir), están dadas las condiciones para que, con plena justificación constitucional, se instaure el comunismo.

Hoy el gobierno no planea, no conduce, no coordina y no orienta la economía, existiendo márgenes de libertad individual para producir y consumir (según el Índice de Libertad Económica 2024, de la Fundación Heritage, la calificación de México es 6.2/10 y su posición 68/184), pero la Constitución dice que lo debe hacer. ¿Qué puede pasar si Sheinbaum estuviera convencida (¿lo estará?), de que el camino al progreso económico pasa, no por la economía de mercado, con libertad individual para producir, ofrecer y vender, y propiedad privada de los medios de producción necesarios para poder hacerlo, sino por la economía gubernamentalmente planificada, sin libertad individual y sin propiedad privada?

¿Estará Sheinbaum convencida de que lo correcto es el comunismo, no la economía de mercado? En 2022, a cuarenta años de la gubernamentalización (esta es la palabra correcta, no nacionalización), de López Portillo, el Gobierno de la Ciudad de México, entonces encabezado por Sheinbaum, publicó el siguiente texto: “Hoy se cumplen 40 años desde que el entonces presidente José López Portillo anunciara la nacionalización de los bancos para garantizar la soberanía y el control del Estado sobre la economía; medida que se tomó en el marco de la crisis de 1982”, lo cual supone que para garantizar la soberanía el gobierno debe tener el control sobre la economía, para lo cual, esto lo proponen Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, conviene la “centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio”.

El comunismo, la planificación gubernamental de las actividades económicas de los particulares (que en realidad dejarían de ser de los particulares para convertirse del gobierno), es éticamente injusto, porque viola el derecho a la libertad individual y a la propiedad privada, y económicamente ineficaz, porque la cantidad, variedad y calidad de los bienes y servicios producidos disminuyen, aumentando la escasez y reduciendo el bienestar.

La pretensión de que el gobierno puede planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional, y dar mejores resultados que la economía de mercado en lo referente a producir más y mejores bienes y servicios para un mayor número de gente, es fruto de lo que Hayek llamó la fatal arrogancia, título de su último libro, fatal arrogancia que Leonard E. Read explica de manera magistral en su texto Yo, lápiz (https://www.liberalismo.org/articulo/50/37/lapiz/), que es una excelente lección de economía.

Dado lo que dice el artículo 25 constitucional, y suponiendo que Sheinbaum crea que la planificación gubernamental de la economía es el camino hacia el progreso, ¿podemos decir, parafraseando al Manifiesto Comunista, que un fantasma recorre México, el fantasma del comunismo?

La amenaza está en la Constitución.

source https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/justificacion-constitucional-2-2-586581

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