Campeones anónimos
Hace unos días expertos en surf; ahora todos eminencias en judo. Los memes a veces no mienten, y sí, esa es la idea, que deportes ajenos a nuestra cultura puedan llegar a todos los rincones de nuestro país y que poco a poco, la juventud, los niños y niñas se enamoren del deporte que más les guste. Es finalmente parte de la magia y encanto de los Juegos Olímpicos, generar deportistas en todos los sectores de la sociedad, profesionales o no, amateurs, estudiantes, no importa, un nuevo deportista nos da la medalla más importante para una nación.
Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz, un nombre que hace 48 horas prácticamente era desconocido para todos. Llegó el turno para las finales en judo, y Prisca comenzó a reescribir su historia con actuaciones contundentes que la impulsaron a la semifinal con la que despertó gratamente México. Junto con su nombre, que hoy sale del anonimato, conocemos también su historia y el esfuerzo y disciplina por muchos años en el judo. La judoca mantuvo al país pendiente durante la mañana de ayer y todos estallamos en júbilo cuando consiguió avanzar a la gran final de la disciplina: finalmente fue plata, pero la histórica presea tuvo un sabor a gloria más allá del metal.
El arco y la flecha nuevamente destacan y rompieron el cero en el medallero olímpico. Lideradas por la experiencia de Alejandra Valencia, el equipo femenil consiguió la medalla de bronce venciendo al equipo de Países Bajos. Las jovencitas Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz centraron la mirada con sangre fría y una confianza extrema, como si ambas tuvieran ya 50 años compitiendo, y apenas Ángela cumplía los 18 años, al tiempo que se colgaba su primera medalla olímpica.
Ésta es la cuarta presea en una disciplina que cada vez gana más adeptos y que con el impulso y apoyo necesario, podría convertirse en un deporte de tradición en nuestro país y seguir sumando medallas en el futuro.
Y no siempre es necesario ganar una presea para sobresalir, es el caso del surfista originario de Colima, Alan Cleland. De los pueblos para el mundo, de aspecto gringo, pero corazón y alma mexicana, el surfista tuvo una gran actuación en su disciplina, avanzando hasta octavos de final, en donde obtuvo la quinta mejor puntuación de toda la ronda, pero con la mala suerte de que su rival saliera en su mejor día. Alan, en sus tres presentaciones en el Océano Pacífico, superó los 14 puntos, algo que destacar y que ocasionó una ola de emoción y orgullo en México. Ahora el surf en las costas mexicanas podrá percibirse como un deporte olímpico y quien dice, en Los Ángeles pueda llegar una medalla.
Hasta el momento, la delegación mexicana ha obtenido los resultados esperados; Sports Illustrated pronosticaba 6 medallas, van dos y aún pueden caer más preseas con el arco, los clavados y el taekwondo. Con momentos agridulces y con esa eterna sensación de que con un poco más de estructura en las federaciones junto con la Conade, los resultados serían mucho mejores; pero hoy, no es tiempo de señalar, hoy hay que seguir apoyando a cada uno de los deportistas que para llegar a París, tuvieron que invertir sudor, lágrimas y muchos de ellos recursos propios. Hoy los resultados buenos o regulares están en sus manos, sus pies y sus corazones.
source https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/daniel-alonso/campeones-anonimos-586725
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