El plan chino para la paz en Ucrania
En las últimas semanas varios líderes mundiales, como Xi Jinping, Lula da Silva y Pedro Sánchez, han debatido diversas formas de poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania. Una guerra, valga por enésima vez la aclaración, que es resultado de la invasión rusa contra Ucrania, provocada, según Moscú, por diversas razones: la “nazificación del gobierno de Volodímir Zelenski”, el “seguro ingreso” de Kiev a la OTAN o la violación de los acuerdos de Minsk.
La justificación rusa de la guerra, que rechaza la mayor parte de la comunidad internacional, como se verificó en varias resoluciones de la ONU, ha apelado a un expediente muy diverso de agresiones de Ucrania contra las poblaciones prorusas del Dombás o de occidentalización del sistema político ucraniano, que, en buena medida, se confunde con el término oficial de “nazificación” por parte del Kremlin.
Varias escenas de las últimas semanas como el encuentro entre Lula y Xi, la conversación entre el propio Xi y Zelenski, el debate entre Sánchez y Lula y la nueva visita del canciller ruso Sergei Lavrov a sus principales aliados en América Latina y el Caribe, el venezolano Nicolás Maduro, el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega, describen con precisión el panorama de opciones frente a la guerra.
Algo que llama la atención es que tanto desde Estados Unidos o Europa, Rusia o China, Brasil o Venezuela, Ucrania o Cuba, se hable de la guerra o la paz en términos multipolares. Occidente se opone a la invasión rusa por considerarla unilateral y Ucrania pide apoyo en nombre del equilibrio de poderes. Pero Rusia también dice defender la multipolaridad, y Lavrov lo reiteró en su gira latinoamericana, presentando la invasión de una nación soberana como un acto defensivo.
Lula, Xi y Sánchez también dicen defender la multipolaridad. El primero considera que esa defensa pasa por no respaldar a Ucrania. El segundo sostiene que el cese al fuego tiene que ser simultáneo. Y el tercero, como casi todos los dirigentes europeos, asegura que mientras persistan los ataques y bombardeos rusos a diversas ciudades ucranianas, el respaldo a Kiev es inevitable.
A muchos niveles de esos debates se pierde la causalidad del conflicto. Rusia invadió a Ucrania, que es el país agredido. Pero como documenta una rica tradición de teoría jurídica internacional, la causalidad por sí sola no resuelve los conflictos. De hecho, el argumento de la causalidad puede servir para agravar y eternizar las guerras, como se vio en Viet Nam, en el conflicto israelí-palestino o en los dos del Golfo Pérsico.
El plan de paz propuesto por China, a diferencia del de Lula, no contempla en ninguno de sus doce puntos que Ucrania ceda los territorios del Dombás. Tal vez por ello, Vladimir Putin y su gobierno aseguraron que nueve de esos doce puntos eran aceptables para Moscú. Del plan chino, Rusia rechaza los tres primeros puntos: respeto de la integridad territorial de Ucrania, cese inmediato de hostilidades e inicio de conversaciones de paz.
De la conversación entre Zelenski y Xi no ha trascendido que Ucrania rechace alguna de las premisas propuestas por Pekín. Pero si hubiera una, ésta sería el llamado al fin de las sanciones económicas contra Rusia promovidas por Estados Unidos y Europa. Al adelantarse a rechazar el plan chino, visto con buenos ojos por Ucrania, Washington ha vuelto a equivocarse en su política exterior.
Del otro lado, la misión de Lavrov, que comenzó con un intercambio de primer nivel en Brasil, busca producir una alternativa al proyecto chino, partiendo de la cesión de territorio fronterizo ucraniano como condición del cese al fuego. Lula, por lo visto, simpatiza con la idea, aunque todavía no está claro que su gobierno tenga capacidad para producir una revisión del proyecto chino. Si Ucrania simpatiza con éste, por su respeto a su integridad territorial, Estados Unidos y Europa no deberían desestimarlo.
source https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/rafael-rojas-1/plan-chino-paz-ucrania-526501
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